Dios salve los carteles (I)

Si, tres hurras por los carteles informativos.
Porque para servidor, capaz de perderse en una cabina telefonica, el lunes de la semana pasada fue uno de los peores dias de su vida. Entre el agobiante calor (señor, que estamos en marzo y ya me va sobrando ropa...y no estoy en alicante), y la retorcida mente de los diseñadores arquitectos y decoradores de interior de las facultades de medicina, farmacia y quimicas, sufri, y mucho (pupa mama).

Empecemos por el principio, que empezar por el final es digno de las integrales, y esas se me dan muy mal. Estaba yo placidamente dormido, cuando el sofocante calor de invierno (se admiten "¿?") me desperto entre olas de sudor....¿frio?...no que va, en ebullicion. Cuando acabeis de vomitar prosigo. Me levante para ver como el aluminio al rojo blanco del marco de mi ventana me indicaba que iba a pasarlo mal. Me acorde, no sin problemas, de que me tocaba mi primera encuesta como Encuestador Oficial de la Oficina de Calidad y Desarrollo Estrategico (o algo parecido, ¿a que suena grandilocuente?), asi que me dispuse presto a perder el tiempo por la mañana hasta tener que salir con el tiempo pegado al culo. Una vez conseguido tal objetivo, sali corriendo hacia el metro y sude, un poco mas. Llegue a mi destino, no sin problemas con el transporte publico que "prestara servicio mas lentamente por problemas ajenos a el": la facultad de medicina.

Aqui hago un pequeño parentesis. La facultad media española ocupa lo que un buen campo de futbol, y poco mas, porque estamos acostumbrados a hacer esfuerzos como maximo durante una hora y tres cuartos (ya sea persiguiendo un balon escurridizo o un concepto ininteligible), despues de lo cual, nos saturamos. Debido a la naturaleza extraterrestre de los medicos, su facultad, asi como su capacidad de concentracion y turnos de trabajo, exceden lo humanamente sano y vulgarmente bueno-bonito-barato. Entre en aquel monumento al saber y a los sociopatas con pijama por la misma maldita puerta de hace dos dias, y como estaba claro, alguien habia cambiado de lugar la oficina a la que iba. Rebusque y rebusque, y la casa derrib....no eso no, perdon. A lo que ibamos, me meti por todos los rincones, mire en todas las esquinas y nada. ¿A quien coño se le ocurrio poner todos los pasillos iguales sin un jodido cartel que indique donde esta cada cosa?. . .

(FIN DE LA PRIMERA PARTE)

PD: Proximamente en el blog---->Si podemos viajar a la luna y dividir el atomo, ¿como es que aun nos ahogamos en el asqueroso olor de la comida de los animales?<----Curiosas reflexiones sobre la dedicacion de esfuerzos cientificos a las areas menos utiles de la vida cotidiana.